«La actitud positiva y amable hacia los demás puede iniciar una cascada de consecuencias sociales muy notables, ya que mejora la relación con los demás y genera gratitud, sonrisas y una mayor sensación de felicidad.»
Aunque todos apreciamos un gesto amable, un regalo inesperado o un detalle, pocos sabemos que estas actitudes aparentemente cotidianas y a menudo tribales influyen de manera muy poderosa en nuestro estado mental-y por tanto en nuestro bienestar-así como en las personas que nos rodean.
Ser amable y generoso nos lleva a tener una mayor consideración hacia los demás, aumentando el sentido de interdependencia y cooperación en nuestra comunidad y puede al mismo tiempo aliviarnos y distraernos de nuestras propias preocupaciones, ya que ponemos el foco en otra persona y no tanto en nosotros mismos.
Los gesto de amabilidad y generosidad aumentan la confianza, el optimismo y la sensación de hacer algo útil.
Por último, la actitud positiva y amable hacia los demás puede iniciar una cascada de consecuencias sociales muy notables, ya que mejora la relación con los demás y genera gratitud, sonrisas y una mayor sensación de felicidad.
Las posibilidades para practicar gestos de amabilidad son infinitas, y tan sólo citaremos algunos ejemplos:
* Hacer la compra para un amigo o vecino que esté enfermo.
* Parar en la calle y ayudar a un desconocido.
* Ayudar a un compañero en el trabajo que no consigue terminar a tiempo un encargo.
* Donar sangre.
* Visitar a un familiar mayor que vive o está solo.
* Invitar a un café o un helado a un compañero de trabajo.
* Ir a una residencia de la tercera edad y hacerles compañía durante una hora a los residentes.
* Prepararle el desayuno a tu pareja o invitar a un amigo a desayunar.
* Ofrecerte a cuidar a los niños de unos amigos para que puedan salir solos una noche.
* Sonreírle-aunque en este momento tal vez nos cueste- a alguien en el trabajo que está desanimado o con el que hemos tenido una discusión.
* «Relajarte» a alguien tu tiempo- una tarde para hablar, acompañarle a hacer recados.
* Llamar por teléfono a un amigo o familiar con el que hace tiempo que no has hablado.
* Escuchar atentamente y con empatía a una persona que está preocupada o tiene problemas.
* Regalarle una maceta o un ramo de flores a tu pareja o a un amigo.
PARA LA REFLEXIÓN:
La actitud de ser amable y generoso existe desde que existe el hombre, y todas las religiones nos lo recuerdan. Lo que a menudo no recordamos nosotros en nuestra vida ajetreada, es que los gestos amables no sólo son sencillos y baratos, sino que además tienen un efecto positivo poderosísimo.